Hace dos fines de semana asistí a un seminario anual que organiza la editorial Oxford University Press para profesores de inglés en el que profesionales hablan sobre sus experiencias y nuevas prácticas docentes en la enseñanza de la lengua inglesa.
En uno de los seminarios, su ponente nos pidió que en grupos hiciésemos un listado de palabras para fomentar el refuerzo positivo, y me di cuenta que de las 20 que componían nuestro listado usaba frecuentemente unas 5.
Desde ese día, intento ampliar mi lista cada vez que un alumno/a de mis clases de inglés se esfuerza o hace una buena tarea le felicito.
También me he dado cuenta que con ciertos alumnos/as se hace un poco cuesta arriba dejar de prestar atención a las conductas no deseadas. Hay ciertas conductas que contínuamente rompen el ritmo de la clase para llamar la atención y saber manejar esa situación para modificar dichas conductas me resulta difícil. Mi opción cuando por ejemplo, estoy atendiendo a un alumno/a y otro me habla sin respetar el turno es decirle: » Ahora estoy hablando con «fulanito», después te atiendo». Aunque por un lado tenga que interrumpir mi conversación, creo que de esta manera evito perder los nervios y que el alumno/a entienda que cada uno tiene su turno. La verdad es que en algunos ha funcionado y en otros no. En aquellos que no, pruebo a decirles que cuando estén sentaditos o levanten la mano les atiendo y aunque sé que al día siguiente tendré que repetir lo mismo, a veces funciona.
En edades tempranas en las que existe un egocentrismo en los niños y niñas, para mí es esencial que tengan claro que el profe tiene tiempo para todos, pero que hay que saber esperar.
Cuando ese alumno/a que siempre interrumpe y le cuesta seguir las normas, de repente espera su turno, para mí es gratificante porque significa que poco a poco lo va interiorizando.
Con respecto a los reforzadores negativos me gustaría decir que no estoy muy de acuerdo con el reforzador «thinking corner» tan de moda a raíz del programa de televisión Supernanny. De esta forma creo que el niño/niña no recapacita sobre lo que ha hecho sino que piensa en cuánto tiempo estará así porque es aburrido y quiere volver a jugar, además de pasar vergüenza delante de sus compañeros. Y quizá no hemos caido en la cuenta que al decir «ve a pensar a la silla» el niño acepta que la silla es un castigo por lo tanto pensar es negativo cuando debería ser todo lo contrario.
Otra de las cosas que he comprobado con el uso de los reforzadores positivos es que luego ellos mismos los utilizan con sus compañeros o cuando les pongo una smiley face la colorean y se van contntísimos a casa porque se sienten queridos, apreciados y en definitiva motivados.
Termino este post con un fragmento de la serie estadounidense The Big Bang Theory en el que uno de sus protagonistas pone en práctica el uso de los reforzadores positivos y negativos. ¡Atentos a las conclusiones!